viernes, marzo 09, 2007

El Don de la Prosperidad

EL DON DE LA PROSPERIDAD

Cuentan que dos amigos de la infancia se encontraron después de años de no verse. Uno de ellos estaba en la más absoluta miseria, mientras que el otro gozaba de grandes riquezas.
-¿Cómo has conseguido tantas cosas?- le preguntó el pobre al rico.
-Es que he desarrollado un don maravilloso. Mira -dijo, al tocar un ladrilo con su dedo índice lo transformó en oro-. Cógelo, considéralo un regalo.
-Esto - dijo el pobre- no alcanza para solucionar mis problemas.
-De acuerdo - respondió el otro, y posó su dedo sobre dos ladrillos más, convirtiéndolos también en oro.
-¡Esto tampoco soluciona mis problemas!
-¡Pero si esto es una fortuna! ¿Qué es lo que quieres entonces?
-Lo que yo quiero -respondió el pobre- ¡es tu dedo!

La prosperidad no consiste en poseer cosas valiosas sino en comprender que lo único importante es desarrollar en nosotros mismos el don de transformar en valioso aquello que tocamos.

miércoles, marzo 07, 2007

Prosperidad

PROSPERIDAD
La prosperidad se define como el curso favorable de las cosas. Digo "curso" y no "resultado".
La idea de prosperidad remite a un proceso, a algo que se encuentra siempre en movimiento, fluyendo hacia delante, justamente como el curso de un río o como el lento pero fértil proceso de crecimiento del bambú.
¿Significa esto que debemos tomar una actitud pasiva ante la vida? ¿Dejar de perseguir nuestros deseos?
Yo diría, más bien, que debemos redefinir el concepto de prosperidad:alguien próspero es quien se mueve hacia delante, en la dirección en que apuntan sus deseos. Alguien próspero no se fuerza a conformarse con poco, ni se avergüenza por querer más, pero tampoco enloquece intentando que las cosas sean tal como las soñaba. Y es alguien dispuesto a poner de sí para conseguir ese avance, no espera que el mundo ni los otros hagan el trabajo por él. Sabe que debe sembrar si luego piensa recoger la cosecha. Que no se trata de llegar, sino de fluir.
¿QUE IMPIDE LA PROSPERIDAD?
Pero a menudo no nos atrevemos aponer en marcha el motor de la prosperidad, principalmente por dos grandes prejuicios: los que hacen referencia a la ambición y al dinero.
La ambición tiene muy mala prensa. Como dice el filósofo argentino Alejandro Rozitchner en su libro Ideas falsas, la ambición en sí no es más que " querer lograr grandes cosas". Vale aclarar que se trata de grandes cosas para uno mismo,no necesariamente para el restod e la sociedad. Y querer grandes cosas apra uno mismo no tiene nada de malo, pues no imlica no desearlas para el resto. ¿De dónde se sigue que si busco un gran amor habrá menos amor apra tí? Si obtengo reconocimiento profesional, ¿significa que tú no lo conseguirás? N siquiera la ambición de riqueza implica dejar menos para otros, puesto qeu la riquez también se genera, no sólo se reparte.
Algunas veces confundimos la ambición de querer mucho con la codicia de quererlo todo -lo mio, lo tuyo y lo de los demás-, que , por supuesto, sí daña la relación entre las personas. Pero tamién hay quienes demonizan la ambición movidos por la envidia y el rencor. Son los que proponen "igualar para abajo". aquellos que creen qeu no pueden elevarse a sí mismo y buscan entonces rebajar a los demás.
Tener deseos, ambiciones, sueños, ilusiones, no es motivo de vergüenza, más bien todo lo contrario. Si buscamos ser prósperos tenemos que prestar atención a nuestros deseos, nutrirlos, no decartarlos tan rápido por improbables o criticables, no avergonzarnos de ellos sno aceptarlos como estandartes de nuetsra identidad, valorarlos más allá de que alguna vez se realicen o no.
EL TABÚ DEL DINERO
No se suele hablar del dinero de uno, de cuánto dinero ganamos, tenemos o de cuanto nos falta. Sólo con aquellos con los que tenemos mucha confianza. Yo pienso que es por la misma razón que por la que no hablamos de sexo: porque provoca grandes pasiones. El dinero nos genera deseo, temor, envidia. La ambición de tener dinero, de crear riqueza, de ser prósperos económicamente, es una amición como cualquier otra. No tiene nada de malo en sí misma. Pero lo que sucede es que existen numerosos mtos, prejuicios y creencias que hemos escuchado desde pequeños como "pobre pero honrado", "más vale pobre sano que rico y enfermo" y otras frases similares que que parecen suponer que si tiene riquezas es siempre a costa de sacrificar la honestodad, la salud, la inteligencia o, incluso, el amor.
¿Porqué tenemos que elegir entre riqueza y cualquier otra virtud? Existen personas con muchisimo dinero como fruto de su trabajo o su visión, y personas que utilizan sus fortunas para ayudar a otras.
Creo que todas las exclusiones entre lo material y lo espiritual son falsas. Y que debemos eliminarlas para prosperar laboral y económicamente, pues contribuyen a crear una sensación de culpabilidad que pueden disuadirnos de prosperar.
UN MEDIO, NO UN FIN
El dinero es un medio para conseguir las cosas. Cuando volvemos al dinero en un fin en sí mismo, es muy posible que quien lo persigue acabe sintiéndose vacío.porque el dinero esta, en realidad, vacío.
Podemos convertirnos en los artífices de nuestra riqueza, de esta manera nunca estaremos en la miseria porque siempre contaremos con nosotors mismos para generar lo que necesitmaos para vivir.
Desde este ounto de vista, la prosperidad puede vincularse en cualquier ámbito de nuestra vida. En el plano amoroso, por ejemplo, ser prósperos implicaría no detenernos después de haber encontrado a alguien con quien deseamos compartir nuestra vida-no creer que podemos decir " ya está, lo he conseguido"- sino continuar fortaleciendo y enriqueciendo el vínculo, para ue la pareja continúe creciendo a lo largo del tiempo. En el plano personal, la prosperidad quizá consista en estar siempre dispuestos a expandir un poco más nuestros horizontes, enfrentando el temor a dejar los espacios a los que nos hemos acomodado.

Demián Bucay (revista Mente Sana nº22)

Bambú

Bambú

Una vez sembrada, la semilla de bambú, es necesario abonarla y regarla diariamente. Sin embargo, durante un largo periodo de tiempo no ocurre nada; de hecho, no ocurre nada durante 7 años. Sólo después de 7 años de cuidado, nace un brote que, en sólo 6 semanas, crecerá más de 30 metros.
No es que el bambú despierte de pronto, lo cierto es que ha estado creciendo todo este tiempo. Sólo que durante los primeros 7 años ha estado desarrollando las intrincadas y profundas raices sin las cuales no podría luego soportar su propia altura.
Si pasaras delante de un campo de bambú después de 4 años de la siembra, pensaría: "Estas semillas no han tenido éxito". Y tendría razón, no han tenido éxito porque no han dado-aún- resultados.
Pero el granjero sabría que, bajo tierra, las semillas prosperan y se preparan para grandes cosas.
Es este crecimiento en profundidad, menos espectacular, el que nos permitirá sostener luego todo lo que deseemos construir en nuestra vida.